Este año la tía Queta pasó la navidad y el año nuevo con mami. ¡Fue bueno ver a mami ocupada en atender a su única hermana, ella que, tan pequeñita perdió a su padre y debió crecer sólo con su madre, su hermano y su hermana, de los cuales ya sólo le queda la tía Queta.
Pero es diciembre y, como todos los años, estuve algunos días disfrutando la presencia de mis hijos, mi madre, mis hermanas…Algunos primos y tíos y una gran cantidad de sobrinas y sobrinos de todas las edades. Y eso que ahora no vino el tío Roldán, ni otros primos como Óscar y Toña, Maco y Mary, Jorge y Érika, Olga y su hija. Afortunadamente Jorge y Eli sí llegaron, aunque sólo para la fiesta de año nuevo, la navidad la pasaron en Tuxtla pues el nieto -¡Qué envidia, ya tienen nieto!- tenía muy pocos días de nacido y no quisieron correr riesgos viajando con Carito recién operada y su bebé tan tierno, hasta 8 días después vinieron a estar con nosotros y presentarnos al recién nacido.
Qué bonito es tener una familia grande! ¡Tanta hermana y hermano, tanto sobrino y primos de todas las edades, desde los pequeñitos que aún reclaman los brazos de su madre, hasta los adultos profesionistas ya... y casaderos, incluyendo a Dianita quien, siendo la primera nieta, ha dado a mi mamá la primera bisnieta haciéndonos a todos tíos abuelos. Y ahora Carolina -de quien no lo esperábamos por sus jóvenes años-, nos trajo al integrante más pequeño de la familia y me volvió tía abuela por partida doble. Tan
tos tíos, cuñados y cuñadas y, para mí, el placer de tener hijos y esposo, sólo sobrepasado por el inenarrable gusto de convivir aún con nuestros padres. Y aunque papá no está desde hace dos diciembres, mi mamá llena el corazón de todos haciéndonos sentir menos terrible esta carencia. Por eso siempre me han gustado las vacaciones decembrinas! El placer de estar reunidos y saber de todos es, tan grande. Las pláticas se multiplican de uno a otro rincón de la sala, el comedor, el patio, la cocina, los niños que corren por el patio y la casa, sus caritas fel
ices, sus animados juegos infantiles; los cuidados de padres y de tíos que se extienden a cualquier amiguita o amiguito que ande con ellos. Se recuerdan anécdotas de nuestra infancia, adolescencia y juventud, hay risas y canciones de ese tiempo; recordamos amigos de la escuela, conversamos de encuentros con viejos conocidos, todo es barullo y alegría, un poco de nostalgia por aquellos muchachos que antes fuimos…y mucha felicidad de estar vivos y juntos otra vez en la casa que nos vio nacer a casi todos.
Luego vienen las tristes e inevitables despedidas. Esos momentos de confusión y prisa en que algunos se apuran entre sí, unos más observan todo tratando de parecer felices, mientras otros fingen indiferencia manteniéndose ajenos, pero yo sé que a todos nos tortura un mismo pensamiento: -¿A ver cuándo nos vemos nuevamente? -¡Cuándo volveremos a estar todos juntos, con cónyuge y con hijos, disfrutando del placer infinito de ser una familia tan grande.
Luego llega lo peor, lo más triste y deprimente de cada inicio de año desde que Florecita se fue a estudiar la carrera: Se van mis hijos de uno en uno, como pétalos que deshoja el viento, y de nuevo estoy sola y la casa y el patio se ven vacíos y tristes, sin sentido…¡Tanta casa y tanto espacio para pasarla bien! ¡Qué sentido tiene para dos adultos ya sin energía! Hasta los perros parecen deprimidos y más solos que nunca. Las gatas no maúllan pidiéndome más whiskas y parece que sienten mi tristeza pues se acomodan cerca de donde me encuentro con un gesto que es casi como si dijeran: -“No te preocupes ama, aquí estamos aún, ya no estés triste”.
Me recompongo luego de unos días –entre 30 y 40- y me alegra que el tiempo sea un viajero veloz, ya que muy pronto vendrá semana santa y luego vacaciones de verano y vendrán mis hermanos, sus hijos, sus parejas; y por fin, nuevamente vendrán las vacaciones decembrinas y la vida volverá a inundar la casa. Mientras tanto aquí estoy, a la espera de los días de dicha en que volvamos a ser completa, una familia.
2 comentarios:
Si no querías que volaran tus hijos, para que pariste aguilas (o mejor dicho pumas)
La vida está llena de cambios y en eso esta la gracia. la espera de un nuevo encuentro nos anima y nos da la esperanza de un nuevo gozo. mami.
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