¡¡MI HIJO DAVID LLEGÓ DE VACACIONES!! Lunes 18 de abril de 2011
Ayer llegó la luz de nuevo a nuestra casa. Me levanto feliz, más llena de energía que en los últimos 3 ó 4 meses. Mi hijo va a pasar unos días conmigo y la vida recobra su sentido perfecto de alegría, trabajo, complacencia y amor.
Desde hace días he planeado cosas. Mandé a hornear –en horno de pan, por supuesto- tres pollos y puré de papa., hay una olla de frijoles charros, queso fresco y totopos; hay helado, yogur, cereales, fruta, leche y café, chocolates y dulces para que mi hijo coma ¡lo que quiera!
Mi cabeza no deja de buscar cómo puedo complacer a mi hijo en sus más mundanos placeres terrenales: la comida, un buen vino, los libros, algún programa de arte que nos llene el cerebro y la pupila y, por supuesto, el clima en su recámara, una hamaca en el patio, algún sitio donde ir a comer fuera de casa y quizás un paseo a la playa el sábado o domingo.
Vuelvo a tener la vida, con placer, ocupada en atender a mi hijo y pasar buenos ratos compartiéndolo todo, pienso en algunos temas que han quedado en suspenso entre nosotros, tengo algunas preguntas personales y. . . ¡Oh Dios! ¡Cómo voy a gozar de su presencia! ¡Una semana entera de mi hijo en la casa!
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