jueves, noviembre 11, 2010

Una clase "para escribir"



Luego de que, durante semanas vimos, diseñamos y practicamos estrategias diversas para trabajar desarrollo y fomento a la lectura, ahora nos encontramos en el momento en que debemos empezar a trabajar "escritura". ¿Qué podemos y debemos hacer para hacer que los alumnos escriban? ¿Cómo motivarlos a escribir? ¿Qué estrategias usar para hacer de la escritura algo interesante y divertido? Voy a iniciar poniéndoles el ejemplo y luego... veremos qué pasa.

Pues no sé ustedes, muchachos, pero a mí casi todo me despierta las ganas de escribir. A veces es el clima: ya sea la lluvia o el viento, o el calor de casi siempre. Normalmente son los niños que me rodean quienes me invitan, con sus ocurrencias y sus cosas propias de niños, a escribir sus anécdotas transformándolas en cuentos o pequeños relatos que perduren más allá de la infancia de ellos mismos.

La verdad es que, si no me encuentro leyendo algo específico, entonces escribo. Y nunca falta algo que me haga escribir, parece que todo en esta vida tiene que ver -para mí- con la lectura o la escritura.

Escribo porque estoy triste, porque estoy alegre, porque voy a cumplir años, porque me siento sola o porque necesito a gritos un poco de soledad. Escribo sobre mis mascotas, sobre mis sentimientos, mis sueños, sobre cosas que me cuentan de otros lugares; sobre mujeres especiales, sobre personajes de mi familia, mi abuela, mi padre, mi mamá. Escribo sobre la música que me es tan amada, sobre las cosas de Ixtepec que me encantan, sobre el istmo y sus tehuanas, sobre Oaxaca y su grandiosa fiesta de la Guelaguetza. Sobre mi infancia ya tan ida, sobre mis alumnos que, en estos tiempos, se han vuelto mi razón de ser feliz. Nunca falta algo que me motive a escribir.

Y hoy quiero compartirles algo que escribí sobre el totopo, esa comida única de los istmeños que tan bien nos cae en cualquier momento del día, de la tarde o, incluso de la noche, cuando andamos de parranderos o, simplemente de desvelados. Lo escribí hace un tiempo a petición de una de mis hermanas que lo necesitaba para presentar los totopos en una muestra gastronómica del istmo de Tehuantepec en la Ciudad de Oaxaca.

-Pues comencé leyéndoles algo sobre el café, que escribió Elenita Poniatowska y que aparece en un libro que publicó la organización UCIRI. Luego, motivados por el tema, nos tomamos un delicioso cafecito en el salón de clases. Después leí mi texto sobre el totopo y, tanto hablar de la comida istmeña, se nos antojó una botanita, así que saqué la ensalada de atún que les llevaba preparada para el caso y, en parejas, les pedí que se sirvieran y comieran con los totopos correspondientes que llevé para esto.

De esta manera pudimos comentar y darnos cuenta que, motivados por algo que nos interesa, podemos escribir sobre cualquier terma. Y ahora deben escribir sobre algo que les llame la atención. Les sugioero empezar con una carta. Tal vez dirigida a nuestros directivos. . . o a cualquier persona que les nazca escribirle.

Espero con ansiedad la próxima clase para compartir los textos que hayan escrito. ¡Nos vemos muchachos!