lunes, octubre 13, 2008

¡De fiesta en las fiestas!

Bueno, pues se fue el mes de septiembre y con él se fueron también las fiestas de Ixtepec. Aunque antes hubo cosas interesantes, una fiesta en el marco de nuestras fiestas: esto fue la visita, el 29 de septiembre, del Profesor Bejarano, fundador y dirigente de Izquierda Democrática Nacional (IDN), del PRD y del movimiento nacional por la esperanza, vino con él, la Diputada Federal (por el PRD, por supuesto) en la LX Legislatura, Maricela Contreras Julián, quien actualmente es presidenta de la Comisión de Equidad y Género dentro del Congreso de la Unión. Con este motivo, las tribus oaxaqueñas, invitadas por Nelson, (Consejo ciudadano ixtepecano, Organización política “8 Regiones de Oaxaca”, frente amplio Heberto Castillo, Coordinadora democrática de Pueblos, Frente Único Huautleco, representantes de San Blas Atempa, de Tehuantepec, de Jalapa del marqués, de Unión Hidalgo, etc.) se dieron cita en el salón Kareka de Cd. ixtepec, olvidando diferencias y rencillas internas, en un acto de buena voluntad y gran madurez política que seguramente redundará en beneficio de todas las organizaciones allí representadas y del futuro del partido, de Oaxaca y de nuestro país. Nuestros distinguidos visitantes –René Bejarano y Maricela Contreras- tienen, ambos, una trayectoria impresionante, siempre de lucha y militancia en la izquierda mexicana. Han trabajado tenazmente desde diversas trincheras por ayudar a los demás y con un genuino afán de mejorar las condiciones de vida de este sufrido pueblo de México. ¡Bien por ellos! ¡Adelante! ¡Que el ánimo no decaiga! ¡La democracia y la justicia serán realidad algún día para todos! Por lo menos ellos tienen la satisfacción de saber que están trabajando empecinadamente para lograrlo. Y ojalá cada uno de nosotros aporte su grano de arena para construir el futuro que todos deseamos.
Lo único malo de esta visita es que fue muy corta, llegaron y se fueron el mismo día, precisamente en un día en que Ixtepec se engalana con uno de los eventos más bonitos y significativos de la cultura zapoteca jeromeña. Día de “Tirada de frutas” y de la “Vela” del pueblo. Es una lástima que no hayan podido quedarse a disfrutar de estos dos eventos que, aunque para nosotros ya no suelen ser tan impresionantes (porque estamos acostumbrados a verlos), siempre son una extraordinaria experiencia para las personas que nos visitan de otros estados de la república. Además, el día 30 se llevó a cabo la “Guelaguetza” oaxaqueña organizada por la Dirección de cultura de la Regiduría de Educación Cultura y Ecología que preside Nelson. Evento lucidísimo que es la más bella fiesta oaxaqueña donde estuvieron representadas las ocho regiones de nuestro bello estado, con delegaciones de Huajuapan, Pinotepa nacional, Tuxtepec, Yalala, La sierra, el Valle, la Costa, Huautla de Jiménez y, por supuesto, el Istmo del Tehuantepec, la cintura de nuestra querida república mexicana, a la que eternamente besan dos acéanos. Tierra siempre codiciada por su posición estratégica y que, precisamente por ese potencial estratégico y económico hizo que arribaran un gran número de extranjeros de diversos puntos del orbe, enriqueciendo la cultura zapoteca con aportaciones culturales que han propiciado mestizajes únicos y, aunque aún sigue en peligro de ser “vendida”, ahora a través del famoso Plan Puebla-Panamá, sus pueblos se organizan y luchan manteniendo una aguerrida postura de conciencia y dignidad.

Pues se celebró en Cd. ixtepec EL INCREÍBLE MOSAICO DE LA GUELA
GUETZA, donde se hermanan las diversas etnias del estado, se lucen las lenguas prehispánicas, la danza, la música, la gastronomía, los productos regionales, el color y la gracia que hacen única la cultura de los oaxaqueños, y que se manifiesta con orgullo en esta fiesta multicultural en la cual se festeja, con magnificencia única, el placer de ser y de pertenecer, el orgullo de su etnicidad, y del mestizaje, con sus tradicionales sones, jarabes y fandangos, con su danza y su cultura, con su folclor único, derivado de sus prehispánicas costumbres conservadas desde lejanos tiempos y aderezadas en forma especial con el mestizaje y las adaptaciones seculares. Aquí se manifiesta la alegría costeña en sus famosas “chilenas” con la picardía popular de sus coplas; también se preserva el sentido ritual y místico de los bailes rescatados de tiempos precolombinos, de los pueblos de la Sierra, de las altas cadenas montañosas, del verde Valle, de la azul costa oaxaqueña; de la fértil región del Papaloapan donde la piña abunda y la alegría se desborda en los colores y adornos del huipil tuxtepecano.

Y sin demérito de los demás pueblos de este hermoso estado que es un crisol cultural y étnico, siempre es un orgullo incontenible ver a las tehuanas desfilando, bailando o sólo caminando con ese porte único, de reinas, que tienen nuestras queridas paisanas, desde las abuelas más entrecanas hasta las más inocentes jovencitas. Por supuesto que, cada pueblo tiene sus propias características que lo hacen único e invaluable para los suyos, pero el istmo, y ciudad Ixtepec para mí, es el dueño absoluto de mi corazón.

Bendita tierra istmeña de vientos huracanados y desbordamientos constantes de ríos y de pasiones políticas y de toda índole. Tus hermosas tradiciones y costumbres son motivo de ad-miración permanente de propios y extraños. La belleza de tus trajes; la profusión de colores y texturas que se entremezclan en el traje de gala, que borda sus bellas flores con brillantes hilos de seda que semejan un arcoiris sobre el suave terciopelo, tan suave como el cabello de un bebé.
Los encajes de los olanes y refajos que lucen su blanco esplendente en la interpretación de los sones que se acompañan con el donaire de sus mujeres y la gallardía de sus hombres.
A continuación un poema que brotó de mi corazón nostálgico en los días de hospital, cuando me dolía tanto pensar que quizá no regresaría a mi querido Ixtepec. Hoy lo he concluido... está saliendo del horno apenas!

Bello es Oaxaca
y es bello el Istmo de Tehuantepec,
pero, entre todas estas maravillas,
me quedo siempre con Ixtepec!

¡Ixtepec de gente amable,
dulce presencia en el istmo!
Cómo no habría de quererte
si he comprendido que eres mi destino:

El corazón que late aquí en mi pecho
y el orgullo que alienta mis pisadas.
La sonrisa que acude a mi memoria
y el brillo con que enciendes mi mirada.

Tu gente siempre con afable trato
abre sus puertas para todo el mundo,
para aquellos que buscan sólo un sitio
donde dejar dolores y otras penas,
para el que busca cómo transcurrir la vida
y descansar de su penar, un rato.

Para los nacionales y extranjeros;
para los hijos pródigos que vuelven
a recorrer sus pasos infantiles
y disfrutar del viejo hogar paterno.

Refugio sin igual, edén terreno,
tus mujeres y hombres te atesoran.
¡Ixtepec de mis días y mis noches,
entre todos los lares, el más bueno!

Flor Angélica Octubre 2008

viernes, octubre 10, 2008

Renacer!

Hola amigos y familia toda....Pues aquí estoy de nuevo, (desgraciadamente como al principio de mi experiencia con la apertura de un espacio propio en la red). Me explico: Tengo un blog...y tengo taaanto que contarles que, ¡aún no sé por dónde empiezo!
Pero, como toda historia empieza por el principio, vamos a ver...¿Dónde me quedé la última vez que platiqué con ustedes a través del ciberespacio? ¡Aaah, sí! Les contaba de las expectativas que, ilusa como cualquiera, llegué a tener para mi vida siendo aún muy jovencilla, en esa maravillosa y fútil edad en que uno no sabe bien a bien ni lo que quiere, ni mucho menos lo que le conviene. Pero como -¡afortunadamente! – la vida es más sabia que uno y va acomodando todo en su lugar preciso, los imaginarios juveniles van quedando en un pasado difuso y un tanto ajeno cuando, a la vuelta de los años y de las vicisitudes que conforman, no sólo la cotidianeidad, sino la vida misma ¡la vida REAL! Uno se encuentra envuelto en una vida que (mejor o peor), no se parece mucho a la película que imaginamos y nos hallamos de pronto jugando roles que no pensábamos que nos tocarían y (por lo menos en mi caso), los desempeñamos con un placer inaudito que no nos habrían dado los sueños aquellos ni con una graan imaginación, ya que, lógicamente de pronto me encontré en una película que no era la que yo había creído, con actores que no me había imaginado, en papeles que no pensé que me tocarían nunca y, además... ¡¡Con todos los galardones, estatuillas doradas, premios y demás!!

Pues así les contaba la última vez que nos vimos: Que la vida, en sus locas y enredosas vueltas, suele compensar con creces los sueños extraviados en el diario caminar; y las fantasías creadas en la mocedad suelen derivar en fantásticas realidades que, no por diferentes dejan de ser maravillosas.

Pero esto fue hasta fines del año pasado, para ser exactos, septiembre del 2007. Y el principio del 2008 se puso aún más bizarro. Aquí fue casi como entrar en la cuarta dimensión desconocida. Y de verdad desconocida. Ante extraños síntomas que me aquejaron durante un tiempo, consulté a un neurólogo y éste, luego de un electroencefalograma computarizado y una tomografía axial, me dijo: “Usted tiene un tumor en el lóbulo frontal derecho”. Fue un momento alucinante, no precisamente como si me cayera un rayo sino, más bien, como si todo se hubiera detenido y yo estuviera en otro espacio y otro tiempo escuchando y mirando cómo le daban este diagnóstico a alguien que era y no era yo, al mismo tiempo.
¿Qué se hace a la hora de morir? –preguntaba Rosario Castellanos en uno de sus magníficos poemas.
“Qué se hace a la hora de morir?

¿Se vuelve la cara a la pared?
¿Se agarra por los hombros
al que está cerca y oye?
¿Se echa uno a correr, como el que tiene
las ropas incendiadas, para alcanzar el fin?”
¿Cuál es el rito de esta ceremonia?
¿Quién vela la agonía?
¿Quién estira la sábana?
¿Quién aparta el espejo sin empañar?"
Aunque Rosario Castellanos siempre tuvo respuestas a sus propias preguntas, porque poesía sí era ella y así fue su muerte, hace 34 años: una metáfora incrédula donde "ya no hay sollozo. Nada más que un silencio atroz. Porque lo que sucede no es verdad".
Y yo me preguntaba: ¿Llegó el final? ¿Esto es el fin? ¿De verdad se me acabó el tiempo? ¿Ya no habrá más hijos, esposo, hermanos, padres, amigos? ¿Aquí se acaban las risas, las canciones, las deliciosas charlas con mis hijos y hermanos? ¿las preocupaciones?


Y se me movió el tapete como si de pronto me lo hubieran aventado a las más altas olas de las playas surfistas de Haití o Puerto Escondido.

Y es que uno, simple mortal, se olvida todo el tiempo de su propia mortandad y sentimos que tenemos toodo el tiempo del mundo. ¡Craso error! ¿Gigantesco error! ¿Cómo podemos equivocarnos tanto? Es precisamente nuestra cualidad humana la que nos hace olvidar lo más importante: que tenemos el tiempo contado, que hay un límite y que, a veces, ese límite llega muy pronto...o muy inesperadamente, que nunca es como lo pensamos porque la muerte (salvo en los terribles casos suicidas) no es algo que podamos planear. Y el don de la vida no es un regalo que debamos tirar o desperdiciar porque los costos pueden ser más terribles que los límites que alcance nuestra imaginación. El estigma del suicidio trasciende a las generaciones y deja la sucia marca de la incomprensión y la culpa en los que se quedan; y la cobardía se contagia.

Así que, como ustedes saben, cuando me profundizo en pensamientos extraños, suelo desenlazar en la escritura y, ahora no fue la excepción. Como recuerdan, escribí el cuento que llamé “Deja Vú” (porque uno de mis síntomas fue precisamente los deja vú que estuve padeciendo). Además escribí algunos poemas entre los que ahora rescato “Viendo la negra boca del abismo” , título un tanto tétrico pero, quién podría culparme dadas mis circunstancias del momento. ...les comparto el poema (tal vez después comparta también en este espacio el cuento mencionado... u otro:

VIENDO LA NEGRA BOCA DEL ABISMO

Parada al borde del abismo,
viendo cómo me llama
ese oscuro precipicio
de los sueños de ámbar.

Me detengo y suspiro
pues el aire que empuja
me estimula y excita,
me ha cortado el aliento.

Me da vida y me ahoga,
me rescata y me empuja,
me impele a dar el paso
con el que he de volar
en un instante
de negra eternidad,
anhelada y temida,
rechazada y soñada.

El fin…
o el nuevo inicio,
el bueno, el verdadero,
el que esperamos toda
nuestra vida.

La eternidad, la nada,
no alegría, ni pena, ni dolor,
¡Ay! ¡Nunca más amor!…

Abril/08


Y aún les comparto uno más de mis poemas...

SI BASTARA
Si bastara con mirar
trotar los días
de cigüeña pantanera,
mientras llenas velices
de ilusiones y sueños.

Si bastara con desear
con tanta fuerza
que los ojos te duelan
de mirar qué posible
es lo imposible.

Si bastara con soñar
que eres otro
y tu vida una aventura
que iniciará mañana
con maletas repletas de esperanza.

Entonces,
ese idiota irreverente,
el inasible traicionero
que bulle en las auroras
y el ocaso…
dejaría de ser el intangible
para ser el juguete
de mis sueños.

Fugaz tiempo insolente
que me arrastras
al ignoto final
sin mi consenso.

Insumisa y tenaz
dejo mis huellas.
Como la hierba,
cuya flor de un día
brilla, aroma,
celebra y glorifica
una sola mirada
de la vida,
una sola,
celebérrima vida.

Si tan sólo bastara
¡Ay! Si bastara…
Marzo/08

Ahora, tras haber pasado una de las más extrañas experiencias de mi vida: 3 craneotomías, entre las que estuvo una cirugía de más de diez horas; una convalecencia en la que los peligros de nefastas dimensiones estuvieron presentes cada día. Y esa sensación extraña de ser y de no ser; de estar presente y no en ese cuerpo impotente y expuesto en una fría cama de hospital. Con un deseo inaudito por la vida común, por las trivialidades que le brindan sentido a la existencia: el placer de mirar caer la lluvia, de sentirla en el tacto y el olfato. La urgente, casi viva, necesidad de abrazar y de oler a los que amo. El antojo inaudito por una limonada preparada con cítricos del patio de mi casa. Ver a mis perros y tocar al gato.
Y hasta, sin menoscabo de lo verde que es Chiapas y lo mucho que mi padre ha ensalzado ese verdor, me sentía ansiosa y hasta desesperada por los secos parajes del istmo y sus huizaches; hasta las vacas flacas que vemos a la orilla de los cálidos pueblos cuyos caminos atravesamos siempre que volvemos a la tierra de nuestras maravillas, al rincón más preciado por nosotros en el mundo: A mi querido pueblo de Ixtepec y su gente que no dejaba nunca de llamar a mis hijos y a mi esposo, a mis padres y hermanos, preguntando por mi salud, por mí, por mi persona. Esta gente que amo y siempre extraño: mis paisanos, vecinos, mis amigos; mis compañeros y mis estudiantes, los alumnos de la escuela normal que tantas veces preguntaron por mí, realmente interesados, cariñosos.
Una tarde, ya con 15 días en el hospital, miraba por la ventana cómo la vida proseguía allá fuera, tan cercana y al mismo tiempo tan alejada entonces de mi vida. Los árboles, un parque, la gente caminando, los niños jugando... Le pedí a mi hija papel y pluma y escribí:

Viendo cómo las horas de esta tarde
se deslizan discretas en las sombras
que proyectan el mango y el pistache,
la perfumada acacia
y aquellos gigantescos huanacastles.

Sus ramas con mil hojas renovadas
por la lluvia de ayer en la mañana,
me recuerdan que la vida prosigue
inquieta y triste, maravillosa y dulce,
contrastante de risas y dolores,
de penurias y goces imprevistos.
Mientras yo aquí, acostada,
envidio el gozo sencillo de sentarme
en la banca de aquel parque
y gozar de una fresca limonada,
sin pensar en la muerte y sus enigmas,
en el miedo, el dolor,
o el abandono en que dejamos
siempre a nuestros muertos.
Mayo/08

Y hoy que todo ha pasado y que la lluvia corre constante en nuestras conocidas y queridas calles; me encuentro aquí, revalorando cada minuto que pasa como una perla única y preciosa. Dispuesta a recorrer el agridulce tránsito celeste que es la vida en la “canica azul”. En este paraíso que es La Tierra. No importa el devenir, pues el aquí y ahora es tan maravilloso que pretendo aprovecharlo siendo siempre la mejor en todo.

¡Sólo espero seguir contando con ustedes! See you later!