
(2)"LAS PAISANAS CELEBRAN LAS TRADICIONALES VELAS EN LA CIUDAD DE OAXACA"
Antes de qué me pregunten quiénes son, déjenme decirles que no conozco a las personas de las fotos 1 y 2, las bajé de internet! Pero la foto 3 es del patio de Doña Luz y fue el sábado 26 de mayo que celebró su cumpleaños con bellísima enramada, delicioso estofado, buena música, ricas botanas y agradable compañía, en la foto está ella con sus primas de Unión Hidalgo y del Ingenio; nos echamos un buen dancing con N y la tarde estuvo perfecta. En las semanas transcurridas de abril y mayo, he ido a fiestas en las que a las damas nos piden ir vestidas de traje regional. Y siempre es un placer ver toooodooos aquellos colores, trajes, telas, collares, pulseras, aretes, anillos, listones, moños, trenzas, encajes, olanes, etc.
¿A poco no? Porque no hay gente más alegre que esta gente, ni fiestas más divertidas que las de los istmeños, tan dadivosos, tan regalados, tan atentos con el visitante, tan buenos anfitriones, gente que echa la casa por la ventana en cada fiesta, de la misma forma que echa su corazón en las manos de los amigos. Por eso uno se siente tan aceptado, tan bien recibido, como si cada uno de nosotros fuera "el invitado especial", ése que los anfitriones esperaban para atenderlo a cuerpo de rey; es un placer tan grande ir a las fiestas de Ixtepec, a las velas, a las bodas, los aniversarios, los bautizos, los quinceaños, todas, todas las fiestas son como hojas de un mismo árbol, parecidas, casi idénticas, pero nunca igual una a la otra, porque cada familia y cada grupo de invitados le ponen su toque especial, su sabor característico e inolvidable para la gente que viene de otros lugares. ¡Pobrecitos! ¡Ya me imagino qué simples sentirán sus fiestas los "fuereños" después de haber vivido la experiencia de una fiesta istmeña. ¡Nada se puede comparar con esto! Tal vez en otras fiestas haya tanta comida como acá...pero no tan rica y tan regalada; o haya música tan buena y alegre...pero no tan disfrutada, tan bailada; o haya tanta gente como en una de nuestras velas...pero no tan amable y dadivosa que le den un "platillo" y una cerveza a cada conocido o desconocido que pase cerca de ellos; tal vez otras fiestas sean muy elegantes... pero no se verán tan bien sus damas como las nuestras con su traje regional, sus encajes, sus brillantes hilos de seda formando ramilletes multicolores sobre el terciopelo o la "piel de ángel", el oro colgando de sus lóbulos y cuello, tintineando en sus muñecas y relumbrando en sus dedos; puede ser que haya fiestas muuuy buenas en otros lugares pero, definitivamente...¡¡Ninguna podrá ser como las nuestras!!
Soy istmeña desde
el fecundo llanto
de la fértil ternura
a la boca fructífera
y porfiada,
por la locura
que me hace sombra.
Soy istmeña
en el fondo de mis ojos,
en el músculo cardio,
en mis arterias,
en la forma de amar
y en mis silencios.
Soy istmeña, lo afirmo,
no en el traje y la lengua
o las costumbres,
en la inclusión de todos,
los de aquí, los de allá,
los de esta isla llamada continente
o los del centro de la tierra misma.
Ixtepecana no en la doble hélice
que corre en el oscuro túnel
de mis huesos,
pero sí en mi interior,
más al fondo de toda la materia,
en la esencia del ser,
en la conciencia,
en esos sentimientos
que son universales,
en lo que doy por ti,
en lo que recibo.